Descripción
A mediados del siglo XX, la producción de automóviles en Estados Unidos tenía como misión privilegiar la comodidad de los pasajeros mediante la amplitud y el lujo de los sedanes familiares. En 1955, Ford produjo el que sería el diamante de este concepto del automóvil: el Fairlane, el cual se mantuvo vigente hasta la década de los setenta. El éxito de estos automóviles trascendió las fronteras y se exportaron a diversos países, siendo Cuba el país donde mayor arraigo tuvo debido a que fue de los últimos americanos que pudieron llegar a la isla de manera legal, previo al embargo comercial que se impondría a la isla durante más de 40 años.